domingo, 5 de septiembre de 2010

ESE CAFEZINHO DOMINICAL

En la entrada del domingo olvidé mencionar que más rato en la tarde empecé a tener ganas del café de la tarde. El hotel en que me tienen esta vez, aunque muchísimo más mono que el de la anterior visita, no tiene el servicio de café a toda hora del día. Y cuando pregunto en la recepción me dicen que ya no, es la tarde del domingo, sólo en el parque cerca de la catedral. Bueno, pienso yo, voy a caminar tantito y a ver qué hay. Pues helo aquí que en el parque alrededor de la catedral cuyo campanero veo de mi balconcito, ¡hay otro tianguis! Juro que quiero visitar a toda América Latina e ir a puros tianguis.

Y sí, helo aquí una señora, bendita sea, que en su puesto vende panes y postres caseros, junto con el famoso cafezinho (pronúnciese algo así como cafedsiño). Pido uno, con leche; y después otro. ¡Mmmaaahh! No hay igual.




No hay comentarios:

Publicar un comentario